Durante 15 años, el Área de Acompañamiento Integral (AAI) de la Universidad Nacional de Colombia ha construido, paso a paso, una forma distinta de entender el bienestar universitario: no como un servicio al que se acude en momentos críticos, sino como una política viva que atraviesa la experiencia estudiantil y sostiene la permanencia desde lo humano.
Acompañar no es indicar un camino ni resolver la vida de alguien más. Acompañar es estar presente, escuchar sin imponer, caminar al lado. Las voces que recorren el documental conmemorativo del Área hacen visible esa transformación. Historias de estudiantes que llegaron a la universidad cargando ansiedad, duelos, barreras económicas o sentimientos de no pertenecer; relatos que coinciden en una idea sencilla y profunda: “acompañar es estar en presencia auténtica” y “escuchar es el primer acto de cuidado”.
Desde esas experiencias, el Área de Acompañamiento Integral (AAI) recuerda que detrás de cada matrícula hay una persona atravesando cambios, crisis y aprendizajes, y que ninguna trayectoria académica puede separarse de la vida que ocurre fuera del aula.
El aniversario número 15 no fue concebido solo como una fecha simbólica, sino como un punto de inflexión institucional. Por eso, la celebración se pensó desde tres tiempos: reconocer el pasado, leer el presente y proyectar el futuro. Ese recorrido tuvo como eje el Foro Académico Retos y Perspectivas del Acompañamiento Estudiantil en la Universidad del Futuro, un espacio de diálogo con otras universidades y entidades del sector educativo que permitió reflexionar sobre los modelos de permanencia, el acompañamiento ecosistémico y el papel del estudiante como sujeto activo de su propio proceso. Allí se reafirmó un cambio central que ha marcado al AAI: dejar atrás la idea del estudiante como receptor pasivo y reconocerlo como protagonista, capaz de identificar sus necesidades, tomar decisiones informadas y participar activamente en la construcción de su trayectoria.
Pero el acompañamiento no ocurre solo en escenarios académicos. Con esa convicción, la conmemoración incluyó una Feria de Conexión Profesional que fue más allá de la lógica tradicional de la empleabilidad. Se trató de una inmersión en el mundo laboral contemporáneo, pensada para que las y los estudiantes comprendieran sus dinámicas, fortalecieran redes y conectaran su formación académica con proyectos de vida diversos, flexibles y situados en la realidad.
Mirar hacia adelante implicó, también, volver sobre la memoria. La Exposición Interactiva permitió reconstruir los hitos que han marcado estos 15 años de historia, resultado de un proceso riguroso de investigación y recopilación documental. Allí se evidencia cómo el acompañamiento integral emergió de la necesidad de articular esfuerzos antes fragmentados, integrar lo académico y lo psicosocial, y responder a la diversidad de trayectorias que conviven en una universidad pública, plural y compleja como la UNAL.
El cierre de esta conmemoración se tradujo en una apuesta concreta de futuro: el nacimiento de la Escuela de Habilidades para la Vida, que consolida el legado pedagógico del AAI. Esta Escuela articula procesos formativos que antes estaban dispersos y los convierte en una propuesta coherente para el desarrollo integral, reconociendo que aprender a gestionar emociones, construir comunidad, tomar decisiones y participar en lo colectivo es tan importante como cualquier saber disciplinar. Construida con la participación activa de estudiantes, la Escuela se apoya en metodologías horizontales y en la idea de que acompañar no es llevar de la mano, sino “caminar al lado sin soltar del todo”.
Como resultado directo de la reflexión profunda que dejó esta trayectoria de 15 años, la Escuela de Habilidades para la Vida dio un paso más: expandir el acompañamiento más allá del ámbito académico. La creación de alianzas estratégicas busca conectar a las y los estudiantes con experiencias reales en sus entornos laboral, comunitario, barrial y familiar, fortaleciendo todas sus dimensiones como sujetos sociales. En esa apuesta, la Universidad ha tejido vínculos con entidades como Bibliored, la Unidad para las Víctimas, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, la Secretaría Distrital de la Mujer, la Alcaldía Local de Teusaquillo, el Idepac, el Acueducto, el Centro Nacional de Memoria Histórica y la Secretaría de Cultura, ampliando las posibilidades de participación, aprendizaje y acción en escenarios concretos de la ciudad.
Quince años después, el AAI reafirma una certeza construida colectivamente: acompañar no es intervenir solo cuando algo falla, sino crear condiciones para que cada estudiante pueda permanecer, transformarse y proyectarse con autonomía. Porque acompañar, como lo dicen quienes han tejido esta historia, es restaurar vínculos, reconocer la diversidad y sostener, con presencia y escucha, la vida universitaria.