Cuando se habla de violencia hacia la mujer no es solo a nivel físico, generando una o varias  víctimas mortales; se refiere también, a  la agresión psicológica que existe a diario en diversos escenarios del planeta. Uno de los principales factores que han generado durante mucho tiempo casos de violencia hacia las mujeres es el machismo. Por esto, para la organización no gubernamental Colectivo Hombres y Masculinidades- Colombia, es urgente trabajar con los hombres para reducir la violencia hacia las mujeres. “Si no se trabaja críticamente las masculinidades con hombres, no se acabarán las violencias contra las mujeres . Este tipo de acciones deben ser absolutamente prioritarias ya que de acuerdo a los datos y estadísticas que arrojan los observatorios de género y Medicina Legal, los hombres son los principales autores de violencias contra las mujeres y es con ellos con quien también se deben orientar acciones”, agregó Javier Omar Ruiz, profesional del colectivo Hombres y Masculinidades, Colombia.

Adicionalmente, otro factor determinante que intenta explicar el machismo y por ende fomenta la violencia hacia las mujeres en el marco colombiano es el ámbito de las lógicas de guerra; es decir, un género que se ha nutrido a través del tiempo en diversas situaciones de  guerra que por su duración en la historia y su intensidad cultural se ha constituido en un proyecto social y político. “Es triste, pero crecer hombre en el país, es crecer ante todo en el marco de lo que ha sido la guerra, de lo que se ha sentido, de cómo se ha vivido y cómo se le ha politizado como destino de país. Quiero citar algo y es que la guerra que ha vivido nuestro entorno ha atravesado la existencia y los cuerpos de los hombres, compelidos a una masculinidad bélica como lo nombra el investigador Darío Muñoz Onofre”, agregó el profesional Ruiz.

Colombia es un país marcado por el terrorismo y las causas de violencias de género se desprenden de un país con historia que no ha conocido relatos distintos a las de un patriarcado y a los de la violencia. “Hemos estado sumergidos en un país y una historia del hombre en el poder y en condiciones de subordinación jerárquica que lleva a los conceptos de la Hombría”, expresó Javier.

Sólo hasta hace pocos años se viene planteando la necesidad de trabajar en prevención con los hombres y esto es una problemática que aún no tiene un enfoque de acción sistemática. Para Javier Ruiz y su equipo, es fundamental que existan procesos y proyectos consolidados en el trabajo con referentes dominantes y patriarcales de masculinidades, trabajar en currículos educativos, lógicas judiciales, políticas administrativas, códigos de salud, medios de comunicación que incluyan comerciales, noticieros, programas de farándula, entre otros. Así mismo, considera importante levantar proyectos en barrios, colegios, escuelas, universidades y acciones comunales que convoquen a los hombres a la gran reflexión y vivencia de experiencias para el replanteamiento de los machismos.

Con relación a esto, el trabajo del Colectivo de Hombres y Masculinidades de acuerdo con su experiencia y existencia alrededor de veintiséis años, proponen que las alternativas y herramientas que se deben trabajar frente a esta temática es bajo dos rutas principalmente: La primera que trate la prevención de violencias, promoviendo referentes alternativos de hombría y masculinidad y la segunda que se refiere a la atención a hombres autores de acciones violentas contra las mujeres. “En el primer caso, se debe trabajar, mediante proyectos sociales y pedagógicos que favorezcan reflexiones críticas de las experiencias masculinas,  la adopción y el compromiso con pautas de pensamiento y acción en el marco de masculinidades alternativas. Para ello, y puestos en el campo de la educación popular, nos hemos movido bajo los criterios de hacer un trabajo desde y con la cotidianidad de hombres y mujeres, con el apoyo de un enfoque relacional de género, articulando la labor al proceso de lucha social por un mundo mejor en el que las reivindicaciones de las mujeres tienen lugar primordial” explicó Javier Ruiz.

Para el segundo caso, el profesional también indicó que las acciones que se deben trabajar y adelantar es con pequeños grupos de hombres que estén orientados por personal profesional y asociados a entidades del gobierno, para que por medio de diversas rutas de atención y remisión de casos se les pueda orientar y ayudar. Una noticia relevante y de avance frente a esta situación, es que a partir del mes de noviembre de este año, Bogotá contará con una línea distrital de atención para hombres con la coordinación de un colectivo que ayudará en esta experiencia y así poder contar con una política específica para estos casos.

En tiempos de pandemia por COVID19 los casos de violencia a las mujeres son elevados. En un reporte de la Fiscalía General de la Nación, a septiembre de 2020 eran registrados 24850 mujeres y menores de edad víctimas de violencia sexual. Así mismo, entre el 1 de enero al 29 de agosto  de 2020  la Fiscalía registró 60.581 denuencias por el delito de violencia intrafamiliar en Colombia.

Ante esta situación, las líneas de atención para las mujeres han tenido un significativo incremento de las llamadas durante el tiempo de las cuarentenas, y  se han direccionado a las diversas entidades distritales y estatales. La línea púrpura 018000112137 de la Secretaría Distrital de la mujer presta atención las 24 horas del día, todos los días del año. También se puede comunicar por el Whatsapp al 3007551846.

Las mujeres deben tener presente, que estas líneas de atención están a disposición para denunciar casos de violencia física y psicológica y así poder obtener rutas de ayuda y consultas para la salud plena, especialmente en temas de derechos sexuales y reproductivos.

Para el Colectivo Hombres y Masculinidades el trabajo con el género masculino es un gran aporte para controlar y erradicar las violencias contra las mujeres. Para ello, invitan a la reflexión en aspectos como:

a.  El machismo es aprendido y así mismo se puede desaprender. No es obligatorio ser hombre machista.

b.  Las prácticas de violencia igual corresponden a aprendizajes biográficos y sociales, y por tanto también pueden ser desmontadas del patrón masculino de comportamiento. Para ello la ruta de acompañamiento psicosocial es acertada. Siempre hay que buscar ayuda, siendo ésta la mejor opción.

c. No hay un único modo de ser hombre, y el modelo violento es el más alejado de la condición humana. La búsqueda de referentes diferentes y no violentos de masculinidad, es posible y ahora está cercana, está a un clik en internet. Buscar experiencias de grupos de hombres que se reúnen y trabajan críticamente sus masculinidades, es lo viable.

d. En Bogotá varios de estos grupos han conformado la Espiral de Iniciativas de Trabajo Crítico en Masculinidades. Una de tales iniciativas tiene asiento en la Universidad Nacional, como Masculinidades Senti-Pensantes.