El 9 de abril se celebra en Colombia el Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado, este día fue elegido en conmemoración al homicidio de Jorge Eliécer Gaitán ocurrida en 1948. Sin embargo, hoy en día, la lista de víctimas sigue en aumento y cada año las calles se llenan de manifestantes que recuerdan a los seres que perdieron a causa del conflicto armado en Colombia, mostrando su rechazo y buscando justicia y reparación.
Desde la Universidad Nacional de Colombia conmemoramos esta fecha y acompañamos a nuestros/as estudiantes, profesores/as, administrativos/as y colaboradores/as en una jornada que incluyó la participación de las Madres de los Falsos Positivos - MAFAPO, la Estudiantina Colegio Mayor de Cundinamarca, los grupos de música andina y danzas folclóricas de la UNAL, la proyección del documental “Shia’iwa kojutuin Mma / Cuando la tierra era Mma”, la obra de teatro “Antecitos del Memento Mori” del Ditirambo Teatro y la instalación artística “Almas fragmentadas en tierra”.
Durante la conversación entre los/as asistentes y las mujeres de MAFAPO, el estudiante de Artes Plásticas, Andy Triana, intervino para obsequiar a las madres una bota de cemento que él mismo elaboró a partir del material de las lápidas de las víctimas del cementerio de Chiquinquirá (con autorización de sus familiares). Durante la entrega, Andy contó a las madres y asistentes cómo su familia fue víctima de estas ejecuciones extrajudiciales cuando perdieron a Luis Gabriel, un ser cercano a su familia. Una reflexión que nos hizo sentir que el conflicto en Colombia es un tema de todos/as.
Además, el arte ha sido un canal para plasmar el dolor, hacer el duelo y sobre todo construir memoria. Yaneth Rodríguez, directora de la Estudiantina Colegio Mayor de Cundinamarca, asegura que “[la música] es un lenguaje que ayuda a sanar. Es el dolor hecho canción pero no tanto de resistencia sino para mantener la memoria viva a través de la historia”. Adicionalmente, afirma que el hecho de que los estudiantes se involucren, hace que ellos mismos construyan su historia sin olvidar el pasado.
Por su parte, Carlos Villalba, director del documental Cuando la tierra era Mma compartió que parte de darle justicia a las víctimas es también darles un lugar simbólico. Y, afirma, “las artes en general tienen muchas herramientas para poder darle lugar a las cosas que no tienen otros medios de comunicación, ese es el poder que tienen”.
Sin importar el territorio que habitemos, estas historias nos terminan afectando a todos/as como comunidad. Eso fue lo que pudimos ver en este evento a través de sus asistentes. Incluso, algunas de las intervenciones fueron realizadas por estudiantes de la Universidad que viven en Soacha, quienes sintieron una mayor cercanía con las historias de las madres de MAFAPO. “Todos los muchachos de los falsos positivos murieron en una guerra que no era de ellos” afirmó una de ellas.
Definitivamente, el arte, en todas sus distintas expresiones, es uno de los canales que nos ayudan a conservar la memoria de un país, una historia que no debe ni puede ser borrada. Y la participación de los/as estudiantes en estos espacios, tanto en el rol de espectadores como de artistas, permite fortalecer los vínculos que tenemos como comunidad y construir una identidad nacional y sentir empatía por quienes experimentan el conflicto.