Para entrar en materia, el profesor Estrada, explica que el VIH y el sida no son sinónimos. El VIH es el virus que destruye al sistema inmunitario, mientras que el SIDA es la infección o la enfermedad como tal. Según el reporte de la Cuenta de Alto Costo (Organismo técnico no gubernamental del Sistema General de Seguridad Social en Salud de Colombia) en 2017 fueron reportados 9.399 nuevos casos del virus, incrementando el número de afectados de 73.465 en 2016 a 82.856 en 2017.

En la Universidad Nacional de Colombia son varios los esfuerzos que se hacen para concientizar a los jóvenes a través de campañas o espacios académicos como la cátedra “El sida como realidad del proceso vital humano”, orientada por el profesor Estrada Montoya, enfocada a despertar la conciencia y la responsabilidad.

En esta cátedra, por la cual han pasado cientos de estudiantes desde que se creó hace 10 años, el magíster y doctor en Salud Pública dice “Hemos crecido. Vemos con entusiasmo cómo se suman más estudiantes semestre a semestre y los cupos (150) se agotan muy rápido” y agregó que durante las sesiones se realizan ejercicios y talleres en los que el participante tiene la oportunidad de conocerse, reconocerse, relacionarse y ayudarse “Es muy gratificante ver como el estudiante afianza el conocimiento, aprende a respetar, no juzgar, ni discriminar a las personas que padecen el virus”.

Para el profesor Estrada la discriminación lleva a las personas a suponer y opinar sobre algo que no saben.  “Es común por ejemplo, escuchar que alguien tiene SIDA porque no es el más cuidadoso  o porque es promiscuo y lanza juicios destructores. Es importante que la gente sepa que el VIH convive entre nosotros y que aunque en Colombia no hay estadísticas tan altas, sí ataca principalmente a la población entre 15 y 24 años de edad”, argumentó el docente, quien exhorta a no juzgar y por el contrario, leer y discernir sobre el contexto.

Los patrones de crianza, la religión, el comportamiento sexual o la perspectiva de género son algunas de las causas por las cuales los individuos actúan mal, no aceptan al otro en su esencia y por eso discriminan a sus pares.

“En la cátedra buscamos incorporar conocimientos subjetivos resolviendo la pregunta ¿quién soy yo? para sensibilizar al estudiante, y que una vez encuentre el sentido y el conocimiento, se convierta en agente transformador de su entorno y de su comunidad”, subrayó el docente.

Además de las clases magistrales, el profesor Estrada explicó que desde su clase también se adelantan campañas dentro del campus para llegar a los estudiantes y a la comunidad universitaria y promover la cultura y la responsabilidad en las prácticas y relaciones sexuales.  “Es una muestra didáctica en la cual entregamos preservativos, diseñamos juegos, brindamos información general sobre los cuidados, protección, causas, síntomas y formas de trasmisión sexual, entre otras”, enfatizó el autor de varias publicaciones en educación sexual y reproductiva.

Como odontólogo, el profesor John Harold, recomienda a quienes practican sexo oral mantener una buena higiene bucal.  “Lo ideal es cepillarse los dientes dos veces al día, visitar al odontólogo mínimo una vez al año y estar atento si presenta sangrado en las encías”.

Para el profesional, la cátedra se ha convertido en un escenario de conocimiento y debate en el que lo más importante es entender y respetar al otro.  “Nos han visitado estudiantes de ingeniería, administración, filosofía y artes, entre otros, que ven la necesidad de conocer y entender sobre este tema, inherente al ser humano”, puntualizó Estrada Montoya.

·         El profesor Estrada reconoce que ha habido tres oleadas epidémicas del VIH. La primera (en 1981)  con pacientes homosexuales, la segunda que involucró a las mujeres y a la población infantil y la tercera, que aún persiste, en las poblaciones universitarias y que contempla el estigma y la discriminación.

·         Existen muchos mitos alrededor de la trasmisión del VIH, pero solo están comprobadas tres formas de cómo se puede contagiar: vía trasfusión de sangre por el uso de agujas o material sin las normas de bioseguridad; por vía sexual y por trasmisión de madre a hijo. “La más frecuente es por trasmisión sexual (95%) por lo que se recomienda el uso del preservativo”.