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Salud mental y cambios de hábitos

30 de septiembre de 2021

Día tras día son muchos los factores que pueden afectar la salud mental de las personas alrededor del mundo. La llegada de una pandemia generó crisis a nivel económico y personal.  En la actualidad, la vacunación poco a poco ha generado nuevamente cambios en ciertos hábitos ya adquiridos a causa de  la misma pandemia, haciendo que se puedan tener  algunas transformaciones en la salud emocional. El próximo diez de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental y en esta ocasión para entrevista con En Plural, hablamos con el doctor Edgar Mauricio Pinzón Ariza, psicólogo contratista de la División de Salud de la Dirección de Bienestar Universitario, quien nos habló acerca de la salud mental, síntomas, los cambios de hábitos que pueden afectarla etc.

En Plural: ¿Qué significa tener una buena salud mental?

E.M.P.A.: Una buena salud mental implica estar en condición de hacer un manejo adecuado de las emociones y tener la capacidad de disfrutar la vida en toda su extensión. Es decir, no puede restringirse a la ausencia de síntomas, pues debe contemplar también la capacidad de asimilar, aceptar y elaborar las emociones desagradables, así como la habilidad de responder y adaptarse a las demandas ambientales y relacionales que se puedan presentar, sin que estas impliquen angustia o sufrimiento abrumador. Finalmente, la salud mental se relaciona a la capacidad de hacer agradable y deseable el hecho mismo de vivir.

E.P.: ¿Cuál fue el impacto de la pandemia en la salud mental, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes?

E.M.P.A.: Dimensionar el impacto real de la emergencia sanitaria en la salud mental de los jóvenes exige un tratamiento investigativo de amplio alcance; sin embargo, y de acuerdo a lo que hasta ahora se ha observado, la incidencia de patologías relacionadas a ansiedad y depresión ha aumentado significativamente, quizás como nunca antes.

Cuando llegó la pandemia, y con ella los confinamientos, la comunidad en general sufrió una mutilación de los espacios físicos y sociales en general; nos tuvimos que alejar de personas y lugares que apreciábamos, perdimos libertades individuales y nuestras rutinas y hábitos sufrieron un trastorno profundo. Dicho de otro modo, la emergencia sanitaria representó un duelo que involucró sufrimiento, miedo y pesimismo, por lo que estas circunstancias perfectamente podrían explicar el aumento de episodios depresivos o la exacerbación de trastornos previos, pues fue experimentada como un pérdida dolorosa e injusta, que redujo la experiencia misma de vivir; nos aisló limitando o impidiendo el contacto íntimo con otros,  además, nos separó  significativamente de espacios de bienestar de los que antes disfrutábamos con absoluta naturalidad.

Por otro lado, la naturaleza del virus y la enfermedad, que tuvo y tiene como consecuencia la amenaza constante de muerte atada a las consecuencias económicas de la pandemia, expuso a todas las personas, sobre todo a las de países pobres, a una incertidumbre que  generó trastornos ansiosos con una gran fuerza.

Esta realidad impactó con mayor fuerza a los adolescentes y adultos jóvenes, dado que son ellos quienes, por las exigencias de su ciclo vital, han requerido mayor movimiento social, pues además de estar en búsqueda de grupos de identificación diferente a sus familias, también estaban iniciando proyectos de vida que durante esta  pandemia, han podido  percibirse como alterados o sencillamente perdidos.


"Sigmund Freud decía que aquel que pudiera trabajar (ser productivo) y amar era un individuo sano, sin embargo, parece ser una idea insuficiente; para determinar que es tener buena salud mental, habría que, por lo menos, añadirle la capacidad de disfrutar de los buenos momentos, así como la de tolerar y gestionar adecuadamente las presiones de la vida diaria”.

E.P.: Cuando llegó la pandemia, un confinamiento y tener que hacer todo desde casa para algunas personas hubo afectaciones en su salud mental. ¿Puede pasar lo mismo en ciertos individuos al haberse acostumbrado a la casa y ahora retornar en cierta manera a las labores fuera de la misma? ¿Por qué?

E.M.P.A.: Retornar gradualmente a la presencialidad e ir recuperando espacios y lugares extraviados a raíz del confinamiento, muy probablemente tendrá un efecto doble en los estudiantes y en la comunidad en general. Por un lado, es la oportunidad de recuperar lo perdido, ese deseo por vivir que experimentan las personas después de una crisis profunda. Pero también, será el escenario de temores renovados, es decir, si las cuarentenas nos obligaron a aislarnos en casa y disminuir significativamente el contacto social y los vínculos con otros, el regreso a la normalidad nos enfrenta de lleno a reagruparnos en comunidad, lo que inevitablemente nos expone a situaciones como la deseabilidad social, la búsqueda de aceptación y el encuentro de grupos de identificación en los que nos sintamos cómodos. Además, la reorganización en el manejo del tiempo, la reestructuración de rutinas y la necesidad de desplazamiento implican elementos que inicialmente pueden aumentar la sensación subjetiva de estrés y cansancio.

En estas circunstancias de adaptación y cambio, permanecer alerta y vigilante es el comportamiento esperable, también es fundamental permanecer atentos al propio cuidado personal, evitando que las circunstancias sean desbordantes, lo que incluye por supuesto, buscar ayuda si se siente la necesidad de hacerlo.


"Regresar al campus de la UNAL va a ser vivido por muchos con alegría pues se trata de recuperar lo que se nos había quitado, no obstante, también implicará un proceso de adaptación dado que las prácticas de relacionamiento han sido profundamente transformadas y solo a través de la cotidianidad terminaremos acostumbrándonos a esos nuevos esquemas que involucran mayor distancia con pares y espacios, esto, solo por citar un ejemplo de lo que va a cambiar”

E.P.: ¿Cómo se identifica o qué síntomas puede presentar una persona que tenga su salud mental afectada o deteriorada?

El principal indicador de problemas en salud mental es la percepción subjetiva de que algo no está bien, de que el mundo es abrumador o peligroso o que se ha  perdido la tranquilidad  que antes existía. Esta percepción puede ir acompañada de síntomas como profunda tristeza, agotamiento y frustración, así como de un miedo excesivo ante diferentes escenarios o ideas. Además, la desesperanza o la incapacidad de afrontar actividades que antes se ejecutaban con naturalidad, nos debe informar sobre el hecho de que algo no marcha bien con nosotros mismos.

 Del mismo modo, cuando una situación se presente ante nuestros ojos como exagerada por su impacto, es decir, cuando, algún suceso que nos ocurra adquiere una relevancia inaudita o irracional (nos duele demasiado, nos atemoriza en exceso, nos ciega de ira, etc) también es importante notar si esta afectación amenaza nuestro estado de bienestar en general y sirve de antecedente para rastrear algún tipo de afectación en nuestra salud mental.


"De acuerdo a la UNESCO, al menos el 70 % de las personas entre 13 y 28 años han experimentado sintomatología ansiosa o depresiva en relación a la pandemia, además, la demanda de servicios se salud mental se ha disparado al rededor del mundo, dejando claro el enorme vacío en políticas públicas y de atención primaria para este propósito”

E.P.: Si una persona de la comunidad estudiantil UNAL siente ansiedad o afectación en su salud mental. Recordémosle ¿Cuáles son los servicios y datos de contacto que se tienen desde la División de Salud para orientarle y ayudarle en este proceso?

E.M.P.A.: Un estudiante que se sienta afectado en su salud mental o que simplemente sienta necesitar un espacio de escucha y orientación se puede comunicar con UNteescucha, a través del correo electrónico unescucha_febog@unal.edu.co o a la línea de WhatsApp 3505904847,  allí se le asignará un espacio de tele orientación por psicología y será atendido por un profesional que lo orientará para una toma de decisiones adecuada e incluso para  iniciar un trabajo terapéutico para atender temáticas puntuales.


"La pandemia, y todo lo vivido, nos ha dejado grandes lecciones y retos, que van desde cuestionar y procurar mejorar las condiciones del sistema de salud en nuestro país, hasta identificar los desencadenantes para posibles nuevas enfermedades, y en todo esto, también se ha evidenciado la necesidad de reconocer y promover la salud mental como un bien supremo para el bienestar de la humanidad”

E.P.: ¿Qué recomendaciones debe tener en cuenta una persona que se acostumbró a un rol o espacio definido y nuevamente vuelve a tener un cambio en sus hábitos para que no le afecte en su salud mental?

E.M.P.A: Lo primero y más importante a tener en cuenta es que todo proceso de cambio , en este caso volver a la presencialidad, requiere un periodo de adaptación.  En este sentido, el acostumbrarse a los nuevos espacios y hábitos requiere de tiempo. Además, es necesario aceptar que dicha adaptación no tiene por qué ser cómoda al principio; al contrario es posible que surjan emociones desagradables como temor o irá. Sin embargo, éstas emociones operan de modo tal, que favorecen la asimilación del nuevo escenario,  el miedo, en su justa medida, nos ayuda a permanecer alertas y mejora la observación del entorno para así llegar a controlarlo con más prontitud.

La pandemia ha dejado muchas enseñanzas,  por eso, una recomendación general es que las personas observen cómo se sienten y cómo está su salud mental;   para que de esta manera, le puedan dar  la importancia y la orientación pertinente sin tener vergüenza o estar atemorizado de reconocer, que a veces, necesitamos de otro que nos escuche y ayude. 


“Siempre hay que  sacar tiempo para nosotros mismos, para nuestros pasa tiempos e intereses, para desconectamos un poco de las responsabilidades y pasar periodos de tiempo dirigidos única y exclusivamente a nuestro disfrute”.

E.P.: ¿Qué le dicen a las personas de la Comunidad UNAL acerca de la importancia de los cambios positivos y el regresar gradualmente a las labores presenciales en alternancia?

E.M.P.A.: Regresar a la universidad Nacional puede resultar agobiante o intimidante para algunas personas.  Sin embargo si algo hemos aprendido por hacer parte de la comunidad universitaria es de los inmensos  recursos y posibilidades que ofrece un espacio como el de la “Nacho”, pues representa un lugar en donde podemos disfrutar y crecer como seres humanos; un espacio amable y generoso al que vale la pena volver. Más allá, de significar un cambio abrupto en las rutinas y costumbres que hemos cultivado en los últimos meses, regresar es ante todo la oportunidad de enriquecer nuestra experiencia vital y ganar agencia sobre nuestras propias vidas.  Conviene atreverse trascendiendo el miedo, y considerando el hecho de que volver a la UNAL es quizás, de lo que más necesitamos para recuperar la esperanza y la vida que hemos ganado.

 

 

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