Varias veces hemos oído que en el mundo de los deportes existe mayor participación de hombres que de mujeres. Sin embargo, esto es cosa del pasado. En los últimos años, las cifras de participación de mujeres en competencias deportivas ha ido en aumento. Para los Juegos Olímpicos de París 2024, Colombia contó con la participación de 52 mujeres y 37 hombres; y a nivel general de los Olímpicos, la participación de las mujeres fue del 48% frente al 2% de la primera vez que se les permitió participar en este evento deportivo.
Esta brecha también ha venido cambiando en los deportes extremos, uno de ellos es el highline, un deporte que consiste en caminar sobre una cuerda templada, atada/o a un arnés a más de 30 m de altura (distinto al slackline que tiene una altura de máximo 2 m y el midline que va desde los 3 m a los 30 m). En En Plural hablamos con Elisa Triviño, una estudiante de Cine y Televisión de la UNAL, artista circense y de danza contemporánea y deportista highline; para que nos contara un poco más sobre esta disciplina y cómo se vive desde su experiencia como mujer.
(EP):
Cuéntanos un poco sobre este deporte, ¿qué se debe saber y practicar con anterioridad para poder practicar Highline?
Elisa Triviño (ET):
En principio, uno tiene que aprender a hacer Slack [line] en el parque, aprender a caminar la cuerda desde el piso, cómo levantarte, cómo sentarte, y ya después viene el entrenamiento para midline que es con arnés: aprender a hacer ascenso por cuerda para subir a los árboles, aprender básicos de seguridad de anclaje a los árboles, cómo moverte en la altura y cómo caminar. Yo siento que caminar es hacer lo mismo que hacemos en el piso pero cuando uno está allá arriba el cuerpo no responde de la misma manera, ya no solo lidias con la altura sino con la mente y con el miedo.
EP:
¿Cómo has percibido tú, desde tu experiencia, la participación de las mujeres en este deporte?
ET:
Este deporte es un mundo de hombres. Desde que entré hasta hace unos dos años fue que yo empecé a ver la presencia de chicas ahí porque desde que lo conocí siempre han sido chicos los que, digamos, han sido pioneros en el deporte en Colombia. Yo fui introducida a ese mundo por chicos, pero cuando empecé a ver chicas que lo hacían fue que empecé a creer que yo también podía hacerlo. Siento que la presencia de las chicas fue importante porque yo veía a los hombres muy lejanos a mí, como con mucha experiencia y cogiéndola más rápido que yo.
EP:
Nos hablas de una lejanía en el proceso de aprendizaje entre hombres y mujeres ¿por qué crees que se dibuja esta distancia?
ET:
Siento que las mujeres tenemos un proceso más lento, por decirlo así, en el deporte. Nos demoramos mucho más tiempo en perder el miedo, no es tanto en aprender la técnica en cuanto a la fuerza, porque siento que conozco mujeres muy fuertes, sino que, y esto es algo que he hablado con otras chicas, no nos arriesgamos tanto como los hombres. Nosotras tenemos ese miedo mucho más arraigado, no es tan fácil decir como “ya me voy a lanzar y no voy a tener miedo”, en cambio para los hombres es más normal arriesgarse. Desde chiquitos ellos están metidos en lodo y nosotras estamos jugando con muñecas y cosas más delicadas, eso hace que nuestro proceso sea más lento, pero en definitiva cuando uno supera esa barrera, llega a los mismos resultados que ellos. Ya hay chicas igual de buenas a nivel mundial que los chicos, pero digamos que llegamos un poco después, no fuimos pioneras.
EP:
Para las personas que no conocemos las dinámicas del deporte cuéntanos cómo es una competencia de highline ¿en qué consiste, quiénes participan?
ET:
Hay competencias y campeonatos a nivel mundial, ahorita en Colombia se realizó hace como un mes la primera competencia donde participaron mujeres en Curití, Santander. En estas competencias se separa categoría femenina de masculina y era de velocidad, el mejor tiempo en 60 m El primer lugar lo ganó una chica francesa, el segundo una estadounidense y el tercero una colombiana.
EP:
¿Por qué consideras que es importante la participación de las mujeres en estos deportes?
ET:
Yo siento que aporta muchas cosas. El deporte desde la visión de los chicos es muy distinto a la de las chicas y siento que ambas visiones son importantes, son dos formas de sentir el deporte. En los hombres es importante la competencia, exigirse, el nivel, la fuerza, el entrenamiento; pero desde las chicas también hay algo muy chévere y es la paciencia, la perseverancia, no sé, el disfrute. Es también dejar de pensar siempre “quiero ser la mejor, quiero, quiero, quiero…” sino también disfrutar. Igual es un deporte que puedes disfrutar sin hacer nada. Tú estás ahí parada en una mitad de un espacio que nunca nadie ha habitado. Entonces siento que las mujeres me han enseñado ese espacio de observación y de meditación; sumado también a chicas que me han enseñado a ser competitiva, muy fuerte. Pero es más la enseñanza a tenernos paciencia y no tratarnos mal por estar comparándonos con los hombres.
EP:
¿Nos podrías contar sobre los espacios que tiene la UNAL para practicar este deporte? Tengo entendido que hay un grupo de personas que lo practica y que ya tienen unas cuerdas atrás del edificio CyT, ¿cómo funcionan?
ET:
Prácticamente puede ir el que quiera a usar las bandas, pero no cualquiera sabe hacerlo, entonces nosotros estamos dando unos talleres obligatorios porque igual esos equipos deben cuidarse y la seguridad de las personas también, allí les damos los mínimos básicos de cómo subir, cómo usar los equipos… para una persona que está empezando le acompañamos a subir y le enseñamos. Yo creo que en este momento somos unas 25 personas que hacemos highline en la Universidad, de las cuales somos 6 mujeres.
Para finalizar esta entrevista, Elisa nos contó que aquí en Bogotá, la Universidad es el único lugar donde hay cuerdas permanentes, además, por su carácter oficial, donde incluso el personal de seguridad las protege. “Solo las quitamos en vacaciones pero las volvemos a dejar todo el semestre. Yo siento que los highliners de la Universidad tienen un nivel muy alto, somos los que avanzamos más rápido de manera exponencial porque tenemos la posibilidad de entrenar todos los días, un deportista normalmente lo practica los fines de semana o incluso 2 veces al mes”.