¿Qué situaciones motivaron la creación de la Clínica de Deshabituación?
Entre 2008 y 2011 un estudio nos mostró que más de 10 mil estudiantes que ingresaban a primer semestre a la UN venían desde el colegio con algún consumo de sustancias psicoactivas, así que tuvimos que empezar a implementar varias estrategias.

Con ese antecedente, el Área de Salud vio la necesidad de abordar las problemáticas de consumo de cigarrillo, alcohol y sustancias psicoactivas ilegales de manera directa y contundente. Por eso conformamos un equipo interdisciplinario compuesto por odontólogos que evalúan la cavidad oral en caso de pacientes que fuman, especialistas en el tracto intestinal, la función renal y hepática, un nutricionista encargado de los comportamientos y signos de la alimentación, y desde cada especialidad se hace una intervención específica.

Y entre nuestros mejores recursos está la historia clínica que levantamos a cada uno de los estudiantes cuando ingresan a la Universidad. Allí queda consignado si fuma, si bebe, desde cuándo lo hace, qué consume con mayor frecuencia.

¿Puede el contexto de la Universidad inducir al consumo?
Como dije, aunque muchos casos vienen desde el colegio, podemos decir que en menor proporción se inician en la Universidad. Nosotros creemos que quien viene fortalecido desde su hogar no cae tan fácil en el consumo, pero algunos entran muy jóvenes y la dinámica académica y familiar, el contexto social, la presión de grupo, hacen que se inicien o incrementen un consumo ya adquirido.

Hemos notado que los mayores temores de los padres con el ingreso de sus hijos a la Nacional son: que se inicien en el consumo de sustancias, el manejo de su sexualidad y la participación en grupos políticos y pedreas.
Hace unos días vino un Director de Bienestar de una universidad del Tolima y me preguntaba si era cierto que aquí hay lugares dispuestos para fumar marihuana, entonces pensamos que desde afuera se cree que en la Universidad hay espacios legales para consumir, y realmente lo que sucede es que son legitimados por algunos estudiantes.

Y en una investigación del 2000 hecha por los psiquiatras Jairo Téllez y Miguel Cote leí que se habla del Humboldt, el Freud, La Playita, como sitios donde se da el consumo sin restricción, incluso los jóvenes aprovechan herramientas como facebook para ponerse cita y reunirse a fumar.

¿Qué factores conducen a los jóvenes a consumir sustancias?
Los chicos dicen “yo consumo mari-huana para olvidar”, “yo quiero es perderme” y son muchas cosas por las cuales quieren perderse: por presión académica, la dinámica familiar, sus relaciones de pareja hasta la sexualidad; por una disfunción eréctil y el maltrato que de sus compañeras reciben, o una elección sexual dife-rente, ser homosexuales y no saber cómo manejarlo son detonantes importantes.

Hay muchachos que vienen fuera de Bogotá y dicen sentirse muy solos y por eso se refugian en estas sustancias, pero también hay casos de muchachos que viven en Bogotá con sus familias completas, y sin embargo deciden consumir, pero ellos se justifican diciendo que tomar y fumar es normal.

En otras situaciones tienen dificultades con sus habilidades sociales y ellos piensan que si consumen cigarrillo o marihuana pueden unirse a otros, y no lo hacen porque les guste fumar sino porque es una forma de ser aceptados. Además, está la presión del ambiente como, entre otras, las estrategias de seducción del microtráfico, que les regalan muestras para que prueben y así engancharlos.

En la Universidad muchísimos chicos no consumen y esto lo notamos cuando se hacen dinámicas en el campus o el aula, los estudiantes nos cuentan porqué no lo hacen y eso, fortalece a los otros.
En ese sentido, la Clínica trabaja para afianzar su identidad, autoestima, mirar qué falencias hay en su hogar y hacer una revisión personal. Al mismo tiempo ofrece apoyo para hacer un proceso terapéutico a la familia, que si bien puede no ser consumidora es co-dependiente.

¿Cuáles son las sustancias que más se consumen en la Universidad?
En 2010 hicimos un estudio con 2.000 personas sobre consumo de alcohol. De allí se concluyó que el 41% de las personas consumen socialmente alcohol, en una fiesta o celebración, el 36% no se cuida, no sabe dónde, con quién, ni qué bebe, y el 22% es consumidor abusivo de alcohol. Así, el 58% de nuestra población universitaria consume poniéndose a riego.

En cuanto a qué toman los muchachos, quizá lo más recurrente es el vino de caja y la cerveza. También hay un alto consumo de cigarrillo, después estaría la marihuana, y luego hongos, LSD, DIC y cocaína. Hemos detectado dos personas con serios problemas de adicción a la heroína.

¿Qué proceso sigue la Clínica para la deshabituación de un consumidor?
Lo primero es una consulta con la trabajadora social para explicar al chico el tratamiento y los beneficios desde la parte psicológica y médica. Este primer paso se hace en el Área de Salud y el tratamiento psicológico en Fundar, una institución especializada en deshabituación.

El carné que se les expide a los jóvenes que toman el tratamiento les otorga un servicio preferencial, que les permite tener valoraciones de diferentes especialistas y darles prioridad sobre otros pacientes, para lo cual tenemos un médico en la mañana y uno en la tarde que atienden con exclusividad casos de deshabituación.

Teniendo en cuenta que la adicción es un proceso complejo, el Área de Salud autoriza hasta diez sesiones de terapia, en las que el estudiante adquiere tareas y compromisos, acompañados incluso con llamadas a su celular y contacto por correo electrónico. Hubo un caso de una joven que consumía siete veces al día heroína, y al cumplir las diez sesiones vimos la necesidad de seguir con el tratamiento y la familia decidió internarla en un centro especializado. Pero eso se logró gracias al acompañamiento permanente de la Clínica.

¿Durante su primer año de funcionamiento, cuál ha sido el impacto de la Clínica?
En este momento las 11 facultades tienen estudiantes usuarios en nuestra Clínica, y cuatro administrativos reciben atención. Han pasado alrededor de 400 personas a buscar ayuda pero 89 aún siguen el proceso terapéutico. De estos 89, 25 han sido casos exitosos porque presentan disminución del consumo, es decir que se pueden controlar. Sin éxito, tenemos cinco casos, que siguen consumiendo sin medida, tres deserciones y 56 están en proceso.

Cuando se trata la deshabituación en sustancias se habla de disminución exitosa y no quiere decir que ya no vuelven a consumir, una persona puede llevar mucho tiempo sin consumir pero de repente alguna situación traumática, de duelo familiar, emocional o de pareja los puede reinducir en el consumo.

Hemos notado mucha sorpresa en los estudiantes porque no pueden creer que la Universidad se preocupe por los daños que les ocasiona en su salud y su vida académica el consumo de psicoactivos. Y se sorprenden aún más que Bienestar propicie un proceso terapéutico de deshabituación. Ellos agradecen esta oportunidad.

Más información
Oficina de Comunicaciones
Dirección de Bienestar
Tel: 316 5000 ext. 10710/ 10678