E.P. ¿Desde su experiencia profesional cuáles son las principales causas de discordia entre géneros?
C.yW. El trabajo que hemos desarrollado durante los últimos 20 años en India, Australia, Estados Unidos, Sur África y Canadá con el programa “El poder de la reconciliación de género”, nos ha permitido comprender que la discordia entre géneros está presente en toda sociedad, y sus raíces se originan por el condicionamiento cultural y la opresión relacionada al género y la sexualidad.
Durante los últimos siglos, la humanidad ha heredado un patrón de comportamiento patriarcal que ha des-balanceado la armonía. Esto puede verificarse en todos los países, estratos socio-económicos, culturas e instituciones humanas.
A pesar de los importantes avances realizados por el movimiento de mujeres y hombres, la injusticia de género sigue afectando a la mayoría de las sociedades humanas en todo el mundo, entre ellos el Occidente.
 E.P. ¿Desde tiempos memorables han existido marcadas diferencias entre hombres y mujeres, siendo estas últimas, por lo general, menospreciadas, cómo sanar ese resentimiento?
C.yW. El programa de la reconciliación de género reconoce la herida profunda en la familia humana constelada alrededor del condicionamiento cultural en relación con el género, la sexualidad y la intimidad en las relaciones. La “herida del género” se manifiesta en múltiples formas en casi todas las sociedades.
Martin Luther King, Jr. hizo hincapié en que la transformación social no se realiza manteniendo la injusticia y la corrupción oculta, solo trayendo esa injustica a la luz y enfrentándose a ella con el poder del amor. Este es el propósito y el método que nosotros aplicamos. Tanto hombres como mujeres se ven afectados por la injusticia de género, y cada uno necesita del otro para una sanación verdadera y completa. La violencia doméstica es la principal causa de muerte en mujeres de 15 a 44 años en todo el mundo. Sin embargo, los hombres tienen mayores tasas de mortalidad que las mujeres. La premisa de la reconciliación entre los géneros es que las mujeres y los hombres pueden y deben trabajar juntos para transformar conjuntamente estas condiciones trágicas.

E.P. Hoy más que nunca, hombres y mujeres compiten por ser el sexo fuerte, ante este panorama ¿qué estrategias recomiendan como expertos para avanzar en el camino hacia la reconciliación de géneros?
C.yW. El enfoque de nuestro trabajo es espiritual pues nuestra experiencia en los cinco continentes con líderes religiosos, en prisiones, personas jóvenes de escuelas, colegios, municipios y universidades, demuestra que las mujeres y los hombres son capaces de niveles extraordinarios de sanación y reconciliación, fomentando así nuevos niveles de confianza mutua, el respeto, la comunicación y la colaboración gozosa.
La reconciliación va mucho más allá de los movimientos de mujeres y hombres, los cuales han sido cruciales y han hecho contribuciones esenciales. No obstante, esta da un paso más audaz, ya que los congrega en conjunto para iniciar un trabajo de colaboración sin precedentes para hacer frente a la desastrosa realidad de la injusticia de género en sus diversas formas, y embarcarse en la obra integral de transformación mutua para crear una armonía sin precedentes entre los sexos. Trabajando con integridad, compasión y no-juicio, hombres y mujeres descubren un nuevo despertar liberador y de comunión espiritual.

E.P. ¿Por qué es importante lograr una reconciliación entre hombres y mujeres?
C.yW. Sin duda este es un floreciente campo de transformación social y espiritual. DH Lawrence dijo una vez que “el futuro de la humanidad se decidirá no por las relaciones entre las naciones, sino por las relaciones entre mujeres y hombres”.
La clave de nuestro método es la aplicación directa de enseñanzas y prácticas contemplativas provenientes de un amplio espectro de tradiciones espirituales y religiosas. Esto hace que el trabajo sea eficaz en una amplia gama de cultos y culturas, y se invoca a la sabiduría universal que tanto fortalece y protege el delicado proceso de sanación. El modelo del Poder de la Reconciliación ha demostrado ser eficaz no sólo en los Estados Unidos y otros países occidentales ricos, sino también en las culturas más desafiantes donde la opresión de género es grave, como la India y Sudáfrica. Los participantes se sumergen en las profundidades de sus propias experiencias y se alejan de las maneras habituales de relacionarse, para descubrir nuevos caminos de sanación, respeto mutuo y autenticidad.

E.P. En un país como Colombia, que ha vivido más de 50 años de violencia, muerte, pobreza e impunidad, ¿cómo se podría dar un proceso de reconciliación de géneros?
C.yW. No sólo Colombia está sufriendo los efectos de una era de patriarcado que ha durado miles de años, sino el mundo entero está plagado de patrones de comportamiento que generan injusticia, guerra y destrucción. Nuestra propuesta es la creación de grupos de mujeres y hombres comprometidos para transformar diligentemente la injusticia de género dentro de sus respectivas sociedades para reclamar la unión sagrada de lo femenino y lo masculino.
Estas mujeres y hombres tienen una cosa en común: saben que la era “patriarcal’ está llegando a su fin. Son hombres que saben que más allá de todos los “privilegios masculinos” ofrecidos por este tipo de sociedad existe otro privilegio mucho más profundo, elevar lo femenino, y así comienzan a desmantelar las estructuras del patriarcado en conjunto. Son  mujeres que saben que la “guerra de los sexos” no se gana de un solo lado, sino es más bien una crisis espiritual colectiva que sólo puede ser transformada por un llamado a la sabiduría espiritual más grande y la conciencia de unidad de toda la humanidad.