Más allá de un motivo para conmemorar o para llamar la atención, la violencia hacia la mujer es un fenómeno que ha acompañado por siglos a la sociedad. En Colombia, día tras día son múltiples los casos que se publican y otros tantos que se quedan en el anonimato.

Como un gran monstruo, sus formas y variedades no sólo aterrorizan si no que mutan a expresiones cada vez más escalofriantes e inimaginables.

Violencia sexual, física, psicológica hacen parte de la gama de manifestaciones de una violencia estructural que no tiene que ver con las condiciones económicas de las víctimas o los victimarios, es según los expertos una representación exacerbada de la posesión, bajo la premisa de “si no es para mí no es para nadie”.

Según Diego Felipe Rodríguez, estudiante de Sociología de la UN y abanderado por la defensa de los derechos de las mujeres víctimas de estos sucesos, lo más preocupante es la actitud de resignación que asumen las mujeres agredidas porque según ellas no tienen alternativa.

La última faceta de esta barbarie se muestra bajo la agresión con ácido, una sustancia que se expende sin control en las ferreterías y cuyos empaques no contienen ningún tipo de precaución escrita. Las víctimas de esta nueva “arma” cuya vida jamás vuelve a ser la misma, deben enfrentar además de su recuperación física, situaciones de segregación y exclusión.

Este joven cuyo trabajo en los comedores comunitarios del distrito lo llevó a familiarizarse con el drama que viven cientos de mujeres agredidas por su pareja, ha emprendido un trabajo investigativo cuyos aportes han sido claves para proponer proyectos de ley en torno a la política distrital para la prevención de la violencia contra las mujeres.

“Lo que más me ha llamado la atención es que durante mi trabajo investigativo he encontrado casos en la universidad, en mis compañeras, en personas cercanas, esto me hace ver que la violencia contra las mujeres es más real incluso de lo que dicen las estadísticas” recalca Rodríguez.

Como lo afirma Diego, la UN no es ajena a estos casos, es un fiel reflejo de lo que ocurre en el país. Ante el asombro de sus cohabitantes, esta situación ha hecho presencia en la Alma Mater.

“Queremos que se implemente una campaña de prevención para que no se presenten estos actos y asimismo que la comunidad sepa qué hacer en caso de una agresión, por ejemplo, cosas tan elementales como que hay que lavarse con suficiente agua fría si se es atacado o atacada con ácido”.

Acciones y reflexiones

Actos académicos, culturales y simbólicos se llevaron a cabo en el campus universitario de la Sede del 19 al 30 de noviembre, con el objetivo de llamar la atención de la comunidad Universitaria para voltear los ojos hacia una realidad latente y de la que cualquiera puede convertirse en víctima.

La apertura se dio bajo el liderazgo del grupo estudiantil Ewas, que a través del cine-foro ¿Y las mujeres negras qué? Trajo el debate y la reflexión con la película Criadas y Señoras, un film que narra la relación entre tres mujeres totalmente diferentes pero que tejen una asombrosa amistad alrededor del proyecto de un libro secreto que socava las reglas sociales.

Por su parte el Proyecto para el Fortalecimiento de la Equidad de Género en la Educación Superior (Feges), hizo presencia en la Plaza Central durante el segundo día de la jornada con el concierto por la equidad y la no violencia contra las mujeres.

De manera simultánea, el performance “Acción”, se propuso llamar la atención de los transeúntes de diferentes escenarios del campus para observar sus reacciones frente a una real y cruda puesta en escena ante la que algunos respondieron con solidaridad y otros evidenciaron la indiferencia característica de la sociedad actual.

Lo propio hizo el grupo No Más Agresiones Con Ácido, a promociónar de una serie de encuentros para socializar experiencias de mujeres víctimas de esta nueva modalidad de violencia, y evidenciar la necesidad de regular la comercialización de esta sustancia.

Así mismo, una marcha al interior de la ciudad universitaria, hizo ver a su comunidad la importancia de poner especial atención al crecimiento de estos casos.

Como complemento, la exposición “Por el Ojo del Agua”, el conversatorio: “Reflexiones sobre el proceso que llevó a 7 artistas a trabajar sobre la violencia contra las mujeres en su obra” y el cine-foro “Mujeres sin hombres” coordinados por la Escuela de Estudios de Género, se unieron a la nutrida programación que sentó su voz de protesta ante este fenómeno social.