(Bienestar Sede Bogotá, 22 de Agosto) El conversatorio que se llevó a cabo en el marco de la cátedra “Fiesta y construcción social”, liderada por el Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura – Ieco contó con la participación de los profesores Nelson Rueda, Julio Cesar Goyes, Paolo Vignolo y Jorge Londoño, y la gestora cultural Catalina Bohórquez, bajo la moderación del director artístico del Carnaval, Germán Zarama.

Durante el encuentro cada uno de los invitados habló de personajes que han sido significativos en el desarrollo del Carnaval, es el caso de Pericles, infaltable en las fiestas nariñenses, un hombre que propone acabar las tristezas e iniciar un ambiente de alegría, paz y fraternidad.

“Pericles es un personaje histórico porque agrupa no sólo a los carnavaleros sino a las artes, sin embargo no quiere decir que sea el único, eso también depende de la época, de la situación social que se viva en el momento”, explicó el profesor Vignolo.

Casi desde la reinvención del Carnaval en el 2010, el Búho ha sido parte fundamental del desarrollo de la fiesta, por la identidad que algunos sienten con esta ave al ser la representación arquitectónica del campus de la Sede Bogotá.

“El búho ha generado una gran acogida entre la comunidad universitaria, además por considerarse un ser sabio, visionario, y tal vez por eso algunos lo vemos como símbolo del Carnaval, pero estamos en una búsqueda constante de esa identidad”, señaló el profesor Londoño.

Por su parte, el profesor Rueda destacó la importancia de Goyeneche, personaje que tiene gran acogida en la fiesta, sin embargo estuvo de acuerdo con los demás ponentes en que el símbolo del Carnaval no es uno solo. “En la comparsa de nuestra Facultad en 2012 el personaje principal fue Corsario, el toro que fue hurtado de la Universidad, pero este año podríamos tener otro representante”, precisó el Docente de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia.

De otro lado, la representante femenina de la mesa, Catalina Bohórquez habló del papel de las reinas en estas festividades, especialmente los desarrollados en Bogotá en los años 20 y 30. “En esa época las reinas no eran bonitas pero sí políticas, mujeres de familias acomodadas con influencia en la ciudad, que financiaban gran parte del Carnaval”, explicó Bohórquez.

Para ese entonces la popularidad y reconocimiento público que acompañaba a las reinas fueron aprovechados para que la mujer tuviera un rol activo en la sociedad, a tal punto de lograr su ingreso a la Universidad. “La liberación de la mujer se dio de forma paralela al desarrollo del Carnaval”, agregó la investigadora.

Al respecto, el profesor Germán Zarama se refirió a la figura de Rey y Reina en las fiestas: “Es tradición que haya una junta popular que lidera el carnaval y un personaje que con su llegada trae la fiesta, pero este puede ser representado de mil formas: rey, reina, diablo, diabla, Pericles, Joselito, no importa, al final con su ejecución, entierro, quema o ajusticiamiento se da el cierre”, señaló.

Como conclusión, ponentes y asistentes coincidieron en que los símbolos no deben ser impuestos, pues estos se van posicionando según las vivencias, intereses y problemáticas que enmarquen la fiesta. “Lo realmente importante es que estos símbolos y la fiesta en sí misma sea iniciativa de la comunidad, el Carnaval no se debe hacer por una orden directiva, sino por la importancia que este tiene como espacio de integración, de crítica, de protesta, de liberación”, enfatizó Goyes.

Coloreando la Ciudad Blanca

En la apertura de la jornada se proyectó el documental “Coloreando la Ciudad Blanca”, realizado en 2012 por el Grupo estudiantil Contestarte, en el cual se evidencian los mejores momentos de la fiesta, así como los procesos de formulación, creación y consolidación de comparsas desde tres visiones: un estudiante, un docente y un administrativo.

Como en un paso a paso, el documental muestra cómo se convoca y motiva a las personas para que se unan al festejo, posteriormente juntos plantean posibles temáticas, se reúnen para elaborar disfraces, estructuras, toman clases de maquillaje, arte dramático y puesta en escena. A la par, se aprecian los momentos buenos y las dificultades que se presentan en el camino.

Esta pieza audiovisual hace un recorrido histórico del Carnaval estudiantil que tuvo sus orígenes en los años 20, donde toda la población santafereña, especialmente la universitaria, participaba activamente con disfraces y carrozas, y en la elección de las reinas del Carnaval. Posteriormente, la fiesta decae por varios factores, entre ellos hechos de violencia contra estudiantes por parte de los gobiernos de turno.

En el año 2010 las directivas de Bienestar Universitario de la Sede Bogotá formulan como parte de su plan de desarrollo el renacimiento del Carnaval, desde entonces en la segunda semana de septiembre la Ciudad Blanca se llena de alegría y color.