La Ciudad Universitaria de Bogotá fue el primer gran conjunto urbanístico planeado en Bogotá dentro de lineamientos modernos. La decisión de reunir las facultades de la Universidad dispersas en el centro histórico se debió al gobierno del presidente Alfonso López Pumarejo. Para la nueva sede se escogió un amplio terreno situado en el borde occidental de la ciudad, bordeado por la línea del ferrocarril del norte y por la calle 26, hoy Avenida El Dorado. La calle 45, entonces en construcción, remataba directamente en ese predio. Para el desarrollo del plan y de los proyectos se contó con un equipo de pedagogos y arquitectos alemanes encabezados por Fritz Karsen y Leopoldo Rother, vinculados al Ministerio de Obras Públicas. El plan tuvo varias modificaciones antes de alcanzar una propuesta definitiva. En esta se aprecian algunas trazas academicistas, especialmente en la composición simétrica de los anillos viales y la disposición de los edificios alrededor del espacio central.  Una decisión muy importante de Rother fue enlazar las calle 45 y 26 mediante una vía curva, que a su vez dio origen al eje de simetría en cuyos extremos se localizaron edificaciones importantes: la Rectoría y la administración central al oriente y el complejo deportivo al occidente.

Las primeras edificaciones construidas en la Ciudad Universitaria o "Ciudad Blanca" muestran un cierto equilibrio entre lo moderno y lo tradicional, más propio del "art deco" que de la arquitectura moderna.  Gradualmente se establecieron algunas convenciones que se aplicaron en las sedes de Derecho y Arquitectura y se desarrollaron ampliamente en la Facultad de Ingeniería. Las porterías, las casas de profesores y, más adelante, la Imprenta, fueron obras decididamente modernas en su lenguaje. El color de las primeras construcciones le valió el título de "Ciudad Blanca".

Es posible apreciar en el desarrollo de la Ciudad Universitaria varias fases o etapas. La primera, iniciada en 1936, culmina alrededor de 1945. Es la etapa de las primeras obras: las facultades de Agronomía, Derecho, Arquitectura, Veterinaria e ingeniería, las porterías, las casas de profesores y la Imprenta. Una segunda etapa abarca desde ese año hasta 1960. En ella se construyen, entre otros edificios, las facultades de Medicina y Odontología y la Capilla. Hacia 1960 se inicia una tercera etapa, guiada por el Plan BID en la que se efectuaron transformaciones poco afortunadas en el trazado del campus, se construyeron edificios interesantes como los de Artes, Conservatorio, Economía, Sociología y el Museo de Arte, se delimitó la Plaza Central y se construyeron edificios genéricos de aulas para Ciencias Humanas e Ingeniería. Esta fase se disolvió lentamente hacia 1980 en una cuarta fase de relativa inercia edificatoria, que duró muchos años en recuperarse. Fue hacia el final del siglo cuando el proyecto del edificio de Posgrados de la Facultad de Ciencias Humanas trajo nuevamente el tema de la arquitectura de buena calidad al recinto universitario. El edificio de Ciencia y Tecnología hace parte de esta fase de animación edificatoria en la que también se han recuperado edificaciones decaídas como la facultad de Economía y la Biblioteca Central.

La Ciudad Universitaria fue durante años un laboratorio de arquitectura moderna. En su interior hay edificios de excelente calidad arquitectónica, algunos de ellos ya mencionados. El edificio de Ingeniería, obra de los arquitectos Leopoldo Rother y Bruno Violi sobresale entre los de su generación por el manejo acertado de una clara disposición funcional y un lenguaje moderno mesurado. La Imprenta, hoy Museo de Arquitectura Leopoldo Rother, obra de este arquitecto, es un ejemplo único de una arquitectura imaginativa y de gran libertad formal. La Facultad de Economía fue en su momento novedosa por su traza “orgánica”, por la variedad de recursos espaciales y por el manejo virtuoso del ladrillo a la vista. El auditorio León de Greiff, poco agraciado exteriormente, contiene un magnífico espacio para la música y la escena y obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura en 1975. El Museo de Arte, proyectado por los arquitectos Elsa Mahecha y Alberto Estrada, es una obra de pequeño tamaño con gratos espacios exteriores y una excelente sala de exposiciones. La sede actual de Rectoría, antiguas residencia masculinas, es un sobrio edificio proyectado por Fernando Martínez, Eduardo Mejía y Guillermo Bermúdez. Sobra decir que, en la última etapa, el edificio de Posgrados de Ciencias Humanas y el de Ciencia y Tecnología, a pesar de derivar de enfoques arquitectónicos bastantes diferentes son dos importantes aportes al campus que, a pesar de haber sido implacablemente maltratado, conserva todavía mucho de su espíritu original.