Luego de 25 años, la capellanía no celebraba las primeras comuniones y el volver a tener esta oportunidad fue un gesto de alegría para padres de familia y asistentes. “Este día para mí es una fecha muy especial, cuando fui niña hice aquí mismo mi primera comunión y hoy al ver a mi hija realizarla en la misma capellanía me hace sentir muy contenta. Este acto es un acercamiento más a Dios y a esa solidaridad y acompañamiento que debemos tener todos los padres de familia con nuestros hijos para afianzar la fe”, indicó Janeth Mejía Prieto, funcionaria de la decanatura de la Facultad de Medicina de la U.N.  y madre de familia de una estudiante del IPARM.

Por su parte, el teólogo y catequista Andrés Figueroa, quien preparó a los niños para su primera comunión,  extendió la invitación a los padres de familia y a la comunidad universitaria en general  para que tengan mente abierta y enseñen a sus hijos a seguir los valores y principios de la iglesia. Así mismo, les indicó a los padres que deben acompañar y dar buen ejemplo a sus hijos, ya que de esto depende el afianzar mejor las creencias.

“La responsabilidad de los niños es muy grande al recibir este sacramento. Yo en la catequesis les enseñé que recibir a Cristo es ser Cristo, es aprender a dar la vida por el otro y amarlo y respetarlo.  Esto es vital para lograr una buena convivencia con los demás”, opinó Figueroa.

Por su parte, María Teresa Arellano, catequista en la preparación de padres de familia de estudiantes del IPARM que recibieron la primera comunión indicó: “El padre Campo Elías, nos invitó a participar en la catequesis de padres de familia y nos gustó mucho este trabajo porque todos estuvieron muy atentos de apoyar a sus hijos en este proceso sacramental. Nos reunimos una vez al mes con los padres de los niños y lo que quisimos es que conocieran más a Jesús, porque de esta manera, iban a poder apoyarles y enseñarles a sus hijos a crecer en valores y principios”, enfatizó la catequista.

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